La historia de la tónica II. La industria de la quinina
- 13
- Abr
La cinchona cada vez era más escasa y más complicada de localizar, el proceso de obtención de la corteza, la parte donde se acumulaba la quinina, era destructiva, es decir, cortaban el árbol y una vez en el suelo pelaban el tronco y las ramas. Era un proceso destructivo en el que la planta muere. No pensaron que la selva podría agotarse, pero la realizad es que en muchas zonas los quinos fueron prácticamente extinguidos, cada vez la presión era mayor sobre este recurso, hasta el punto de promulgar leyes que limitaban la extracción de quinina (Bolivia 1834) para evitar su agotamiento, pero fue papel mojado para las empresas extractoras.
La historia de la tónica, la quinina en el Siglo XIX.
La ciencia continuaba su camino y la farmacia avanzaba con pasos de gigante, en 1820 los científicos franceses Pelletier y Caventón aislaron la molécula de la quinina, lo que facilitó el que la industria farmacéutica crease medicamentos mucho más concentrado y efectivos con quinina, desarrollando un proceso que dio lugar a que en 1823, en filadelfia se crea la primera fábrica de sulfato de quinina. Pelletier y Caventón son dos hitos en la historia de la tónica.
En una época en la que las potencias europeas estaban en pleno proceso de colonización de territorios en franjas tropicales de Asia y África, donde la malaria era endémica y causaba gran número de muertes, el comercio de la quinina se transformó en un lucrativo negocio para la corona de España, ya que en la época el consumo habitual de quinina era la única garantía de no contraer malaria y uno de los remedios más efectivos para la curación de enfermedades que cursaban con fiebre.
Expediciones inglesas y holandesas en busca del árbol de la fiebre.
Holandeses e ingleses realizaron muchas expediciones con el fin de lograr hacerse con plantas de cinchona para comenzar sus propios cultivos y romper el monopolio impuesto en América del Sur por las colonias españolas, fue una carrera entre las dos potencias que nos ha dejado varios nombres propios.
En 1859, Sir Clement Markham fue enviado a Perú y Bolivia con la intención de sacar arboles para trasplantarlos en India, las condiciones climáticas y las plagas de insectos acabaron con la mayor parte de esa industria.
La historia de la quinina dio un giro cuando en 1865, Charles Ledger, que había vivido más de 20 años entre Bolivia y Perú, identifico una variedad de cinchona superior y logro sacar 12 libras (unos 5,4 kg) de semillas, que resultaron ser de una cepa con mayor porcentaje de quinina, en su honor, esta variedad se denominó cinchona Ledgeriana. Ledger, vendió las semillas a Holanda, que las llevó a Java donde comenzó su cultivo, los holandeses plantearon un cultivo mucho más racional estableciendo que por cada quino que se cortaba se plantarían 5 árboles, garantizando así un crecimiento de la producción sostenido, se crearon más de 20.000 hectáreas cultivadas de cinchona. Esto llevo a que en 1930, el 90% de la quinina mundial era obtenida por los holandeses. Tanto Markham como Ledgers son dos apellidos que han sobrevivido hasta el día de hoy como dos grandes marcas de tónica.
Unas curiosidades de la quinina de la tónica.
Tras el aislamiento del alcaloide por Caventou y Pelletier, en 1820, se estableció a la quinina como la sustancia más amarga reconocible por la lengua humana, siendo capaz de reconocer una molécula de quinina entre 36 millones.
Durante la primera etapa de construcción del Canal de Panamá, la malaria se cobraba la vida de 200 trabajadores cada mes, llegando a fallecer más de 22.000 trabajadores entre 1881 y 1889, año en el que problemas económicos paralizaron el proyecto, cuando el proyecto fue retomado, todos los trabajadores disponían de su dosis diaria de quinina.
En el próximo posts «La historia de la tónica III» os contaremos como se creó la tónica tal y como la conocemos en la actualidad.
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